viernes, 19 de septiembre de 2008

Vacia.





Quiero cerrar una puerta. Cerrarla con fuerza, para desahogar mi enfado. Mi enfado con la nada y con todo lo que veo a mi alrededor. Hoy estoy frustrada, estoy confundida...decepcionada. Decepcionada por la ingenuidad y por el olvido de lo aprendido...decepcionada con mi ser por no saber distinguir lo que es y lo que no es. Decepcionada por el materialismo cubierto y encubierto, por la llanura de lo que creía profundo y la simplicidad de personas que alguna vez idealicé.

Quiero cerrar esa puerta tan fuerte que resuene en tus oídos y te traspase el alma, y que sepas que ya no estoy aquí ni estaré nunca mas, no para ti. No para tu falso cuerpo y tus falsas sonrisas seductoras, no para tu fachada perfecta que podría comparar con una muñeca de cera. Vacía de todo lo que valoro y únicamente compuesta de eso, cera. Quizás las vacuas palabras de desahogo que escribo puedan llegar a marcarte algo, en esa parte de ti en la que espero haber dejado un pequeño resto de lo que fui, de lo que fuimos. En esos tiempos en los que la sociedad con su insinuada importacia de la belleza material no había consumido aun aquello que, algún día, valoré tanto en ti. Por eso odio mirarte, porque siento rabia, rabia de tu ego y tus ideas no-propias prefabricadas, rabia de que los aires que llevas a tu alrededor me inciten a sentir envidia de esa cara bonita en la que te has convertido...porque si hay algo que realmente quisiera decirte es eso: sólo eres una cara bonita. Y por eso odio mi propia rabia, que sólo me lleva a obligarme a aceptar que ya nunca seras alguien para mi, pues te has ido quedando sin significado y has dejado marchar poco a poco lo único que te podía salvar.

Y por eso hoy estoy enfadada, angustiada y decepcionada otra vez. Porque conocerte solo ha servido para saber que no había nada detrás, y que el tiempo a tu lado ha sido perdido y fingido, en el que llegué a creer que realmente tus ojos sabían amar. Deja de mentirte y si todavía puedes escúchame, agárrate con fuerza al resquicio que quede de ti y tira de él para no morir, porque para mí, si no ya, dentro de poco habrás dejado de existir.

Y si escapa la última esperanza que intento poner en ti...entonces solo me quedará estar aún mas decepcionada.